En ruta de nuevo por la zona de Degaña y Cerredo (Asturias), cruzamos a la provincia de León por un puerto de montaña desconocido por la mayoría, que comunica la AS-15 desde Cerredo, con la central térmica (ahora en proceso de desmantelamiento) de Anllares de Sil. Es una antigua pista minera asfaltada, que hasta hace unos años era una carretera privada por donde se transportaba carbón de las minas asturianas hasta la central. Con el cierre de las explotaciones ya está fuera de uso. La carretera es ciertamente espectacular.


Una vez en Anllares circulamos hacia Fabero, otra ciudad minera en declive, y hacia Cacabelos. Cerca de esta pequeña villa nos encontramos con el Palacio de Canedo “Prada a Tope”, un restaurante-hotel que merece una visita.


“Prada a Tope” es el proyecto personal de José Luis Prada, un hombre con una vida bastante intensa reflejada en un museo dentro del propio complejo y que merece verlo antes de pasar a comer.
El lugar es espectacular, un remedo de Falcon Crest, rodeado de viñedos que se usan para embotellar los diferentes vinos de las bodegas de “Prada”. La decoración y el servicio es de notable alto, todo limpio, mantelerías de tela, buena cubertería y muy amables. Recomendamos reservar pues suele estar muy concurrido.

La carta es variada, con bastantes productos de la tierra, a precios un por encima dela media, pero sin pasarse. La calidad hay que pagarla, aunque merece la pena.
Nosotros nos decantamos por el menú degustación (que no incluye bebida). Los entrantes consistieron en unos rollitos de cecina con membrillo y crema de castañas (de 10); lacón prensado con pimientos (de notable) y una degustación de chorizo y morcilla (de nuevo de 10).



Como plato principal hay que elegir uno, aunque como éramos cinco personas pudimos probar los tres: botillo con garbanzos, repollo y patatas (de 10); revuelto de bacalao con patatas paja (de 7) y carrilleras al vino mencia con puré de castañas (de 8).



Los postres caseros tarta de castañas y chocolate (de 10) o peras al vino (de notable).
Los vinos elegidos por nosotros fueron un maceración carbónica y un roble, los dos de Prada de cosechas en su añada adecuada y muy sabrosos y adecuados para este tipo de menú. El precio por persona de este tipo de menú es de 30 euros (incluyendo el café), aunque con las bebidas nos acercaremos a unos 40 euros por barba, no es regalado pero es un precio justo.
En resumen un local elegante, con muy buena comida, cantidades adecuadas a un precio justo para la buena calidad de los productos. Particularmente apreciamos que los productos más típicos de la zona eran los que más nos gustaron, aunque todo estaba preparado de manera más que correcta, como reflejan las puntuaciones individuales. Nuestra nota un 8,5.
