El día se presentaba con una climatología incierta, si bien todo apuntaba a que llovería seguro, pese a ello decidimos hacer una ruta a León capital, con la idea de comer en el restaurante Ezequiel IV en la Calle Ancha (via principal del casco antiguo que lleva a la Catedral), del cual habíamos oído y leído cosas muy buenas. Como referencia inicial sabíamos que se había abierto a finales del pasado año y que era de los mismos dueños que el conocido Ezequiel de Villamanin (León), del cual tenemos conocida experiencia de degustación, por lo que, a priori, los buenos embutidos estaban asegurados. Llegamos a León haciendo una bonita ruta por Pajares- Villamanin- Carmenes, pasando por los espectaculares paisajes que nos ofrece la naturaleza en Hoces de Vegacervera . Una vez aparcamos las motos en la zona cercana al conocido Barrio Húmedo, nos dirigimos a los típicos establecimientos en los cuales con cada consumición te ponen un suculento pincho de forma gratuita.
El restaurante Ezequiel IV está en pleno centro de León, en la conocida Calle Ancha, de ahí el nombre de Ezequiel Calle Ancha. Se trata de un local muy grande, totalmente reformado con muy buen gusto, con una iluminación muy acertada. Nada más entrar nos encontramos con una gran pizarra en la pared del fondo, donde podemos ver los vinos y sus precios.
Nosotros pasamos directamente al comedor que se encuentra un nivel más abajo, para lo cual se ha de bajar una ancha escalera que nos lleva a un amplio comedor dividido por arcos de ladrillo visto, amueblado con unas amplias mesas de distintos tamaños y formas, cubiertas con elegantes manteles de tela y dotadas de sillería tipo medieval que le dan al local el típico aire castellano, fundido con una moderna decoración y una muy acertada iluminación.
Nos decantamos por el menú del día, para beber elegimos agua que para conducir la moto nos pareció lo más adecuado. Teníamos para elegir 3 primeros, 3 segundos y varios postres. De primero pedimos dos raciones de embutidos de la casa y una ensalada mixta. Las raciones son muy amplias, los embutidos muy buenos, los típicos de Ezequiel, que ellos mismo elaboran y que sirven en elegantes y grandes platos de porcelana gruesa.
Como segundos elegimos lomo de cerdo fresco y una de Merluza al horno. El lomo eran tres filetes fritos por ración, con un color tostado y envueltos en abundante aceite, a los que acompañaban patatas fritas y unos pimientos. Todo muy rico y de buena calidad.
La merluza igualmente muy bien preparada, quizás un poquito seca, pero muy bien de sabor , frescura y presentación. Con la emoción de la comida nos olvidamos de sacar las fotos de los segundos platos. ¡¡ Mea culpa!! Los postres nos los saltamos, pues ya no podíamos con más. Con las abundantes raciones y los pinchos que anteriormente habíamos tomado con las consumiciones, hicieron imposible que fuéramos capaces de degustarlos, si bien había variedad de tartas, además de yogur y fruta. Finalmente el precio fue de unos 18 euros por cabeza, lo que es un poco alto en relación a lo que hemos comido.
La atención muy buena, si bien el segundo plato se hizo esperar un poco más de lo habitual, imaginamos que por que la camarera que nos atendía estaba bastante ocupada debido a que el local tenía muchos clientes. En definitiva un local moderno, muy limpio, con buena atención, una comida tradicional sin florituras que esta gente lleva sirviendo desde hace años, pero en este caso con una presentación mucho mejor que en sus locales de Villamanín, en un local diferente. Los precios son algo altos para el tipo de comida tradicional que es, pero también está en el centro de León y las cantidades son elevadas para lo común de esa ciudad.
Nuestra nota un notable alto.