En esta ocasión hemos decidido quedarnos en la zona central de Asturias para visitar un restaurante que hace ya muchos años se ganó la fama de ser uno de los lugares en donde mejores callos se comen en Asturias, aprovechado que justo nos encontramos en la época idónea, es por lo que decidimos acercarnos a probarlos. Casa Narciandi esta en el Alto de la Madera, entre los municipios de Siero y Gijón. Su facebook:
https://www.facebook.com/pages/Casa-Narciandi-Casa-De-Comidas/720253654662693
Una vez en el local, el cual ya conocíamos por haber comido otras veces, vemos que todo sigue igual, una entrada al local que da a una especie de mostrador, un pasillo que discurre hacia el comedor y que pasa justo por delante de la cocina, un comedor de tamaño mediano con sus paredes decoradas en madera pintada de blanco con un estilo clásico, acogedor y muy bien conjuntado, con unas poquitas mesas de distintos tamaños 6 más o menos, muy espaciadas entre ellas, algo que se agradece a la hora de comer, todas ellas vestidas con alegres manteles de tela y sus correspondientes servilletas a juego, todo ello perfectamente ordenado y extremadamente limpio.
El local se decanta por la comida a la carta y esta mas proyectado en ese sentido, hasta el punto que cuando llegas directamente te traen la misma sin mencionar que también disponen de un menú diario que se compone de un primero, un segundo unicos, con un postre y bebida y que claramente está confeccionado con dos de los platos de la propia carta, lo que de alguna manera nos asegura que ese menú, que tiene un precio de 14 euros, con toda seguridad va a ser de una estupenda calidad. Este extremo nos lo ha confirmado su propietaria, la cual nos indica que como menú tiene pote asturiano todos los martes y pollo de corral con arroz los miércoles, a los que añade un primer plato que es variable.
Al ser dos los comensales que asistimos al local para éste GASTROMOTO, decidimos pedir un menú y una ración de callos. El menú del día de hoy eran callos con garbanzos de primero y fritos de merluza de segundo, si bien se nos dice que los fritos se acabaron y que ponen cabrito guisado con patatinos.
Mientras esperábamos, la camarera nos trajo un caldo de gallina como aperitivo servido en un vaso de cristal y después de bastante rato nos sirven los callos con garbanzos del menú en una buena cazuela para servirse y con una muy abundante ración de callos en una cazuela de barro. Ambas cosas estaban sencillamente espectaculares de sabor, con el picante justo, los callos bien picados y condimentados. Los garbanzos en su punto adecuado de cocción, con un rico sabor de la salsa de los callos. Sin lugar a dudas a ambos platos les damos una puntuación de un 9.
Al rato trajeron el cabrito con patatinos, que viene con una ensalada de lechuga en plato aparte. Una ración muy abundante servida en una fuente en la que había 5 trozos de cabrito guisado bañados en salsa y rodeados de patatinos ( patatas redondas de pequeño tamaño cocidas). La carne estaba perfecta, muy bien cocida, sin grasa, con un sabor buenísimo. Las patatas en su punto exacto de cocción y con salsa abundante. A este plato le otorgamos un 9,75 y si no le damos el 10 es porque el 10 nunca se da.
Posteriormente nos trajeron el postre correspondiente al menú, pudiendo elegir entre helado o tarta de almendra casera con corte de helado de chocolate , decantándonos por éste último, que tenia un muy buen sabor, pero era algo dura la tarta. La comida la acompañamos con una copa de vino tinto de la casa y con una botella de agua natural y para finalizar dos cafés solos de puchero, ya que hay la posibilidad de elegir entre puchero o de cafetera.
Destacar que la ración de callos que se pidió a la carta tiene un precio de tan solo 11 euros, que dado su tamaño y calidad es un precio muy ajustado. Al final el monto total de la comida fue de 28 euros, de los cuales 14 fueron del menú y los otros 14 fueron la ración de callos , el agua y el pan, invitando la casa a los cafés, lo que sin lugar a dudas está muy bien, ya que toda la comida estaba más que perfecta, abundante, el lugar es acogedor y esta muy limpio. Una pena que la nota global que sin duda estaría en un 9.5, la tengamos que bajar un punto por dos cuestiones…. la primera, por la clara evidencia que no les interesa vender el menú y la segunda, por que son bastante lentos en servir los platos pese a que haya poca gente comiendo, algo que ya observamos en las tres ocasiones anteriores en las que comimos en este local, por lo que la nota final se queda en un 8,5, queriendo puntualizar que la calidad de la comida es excepcional y estaría por encima de esta puntuación. Sin duda volveremos.